sábado, 12 de enero de 2013

EPD 9: La figura de formador en el Ámbito Profesional



El formador debe de ser un profesional perteneciente al mundo del trabajo, este está especializado en determinados saberes o profesiones específicas, pero esto le exige una profesionalización por un lado en su profesión, en su ámbito laboral y en el educativo. Además debemos de tener en cuenta que el formador es un adulto y esto lo tiene que tener en cuenta para su formación permanente.
La figura del formador se puede ver desde varios enfoques:
§  Enfoque técnico.
§  Enfoque de la solución de problemas.
§  Enfoque cultural.
§  Enfoque socio-crítico.
El formador tiene una doble responsabilidad, por un lado promover la formación de los profesionales dedicados a ella y por otro fomentar y potenciar su propia formación.
Este debe de ser un experto dentro del campo de su actuación laboral, está al día, además de tener un amplio conocimiento y dominio de la problemática (teórico, práctico y experiencia).
Los enfoques que hacen frente según Fernández (1989) para hacer frente a la formación de los formadores:
§  Tradicional.
§  Tecnología.
§  Contextual.
Gairín (1998) y Zabala (1998) en los que los formadores debe de desarrollar sus capacidades:
§  Contenidos culturales-generales.
§  Contenidos pedagógicos.
§  Contenidos profesionales generales.
§  Contenidos técnicos profesionales.
Las dificultades en la formación:
§  Falta de tiempo.
§  Compromiso.
§  Incentivos.
§  Aislamiento.
El formador es un animador educativo debe potenciar la comunicación y estructurar la vida en el aula que percutirá en la vida profesional, personal y social de los alumnos. El formador debe:
§  Guiar y orientar el trabajo.
§  Ser accesible.
§  Inducir y estimular el análisis y juicios como forma de transparencia de aprendizaje.
§  Organizar, planificar y dirigir planes de trabajos flexibles.
§  Ayudar y guiar.

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